Ningún museo de historia natural está completo sin sus esqueletos de ballena suspendidos del techo. Los cetáceos (ballenas, delfines y marsopas) son mamíferos marinos, y entre ellos se encuentran algunos de los animales actuales más grandes del mundo.
Muchos de los esqueletos de ballena del museo fueron adquiridos poco después de la inauguración del edificio en 1860 ya que en aquella época los zoólogos viajaban por todo el mundo para verlos.